ACERCA DE

La práctica de Priscila se sitúa en el encuentro entre arte, naturaleza y espacio. Su trabajo parte de la escucha y la observación del entorno, entendiendo que cada superficie, muro o textil contiene una energía latente. En sus intervenciones, la artista busca revelar esa vida interior, traduciendo en materia lo que normalmente permanece invisible.

Más que representar, sus murales y composiciones buscan reactivar el alma del lugar. A través del color, el trazo y el ritmo, genera atmósferas que equilibran lo humano, lo natural y lo construido. Su obra tiene un carácter ritual y sanador, una dimensión silenciosa que transforma la experiencia del espacio en algo íntimo y sensible.

Formada en arquitectura, Priscila concibe los espacios como organismos vivos que guardan memoria, historia y vibración. Esa comprensión se extiende a su práctica textil, donde crea piezas únicas que trasladan el arte al ámbito cotidiano. En estas obras, la mesa se convierte en territorio de encuentro y contemplación, un espacio donde el arte habita la vida.

A través de una estética orgánica y una atención minuciosa al gesto, su trabajo revela la tensión entre lo efímero y lo permanente, entre el silencio y la forma. En el universo de Priscila, el arte es una manera de devolver respiración a los espacios, de reconectar la materia con la emoción.

Sus murales y piezas textiles habitan distintos lugares de México y el extranjero: hogares, hoteles y espacios que buscan preservar una relación viva entre arte y entorno. Entre sus obras más destacadas se encuentran los murales creados para el Conrad Litibú, Four Seasons Los Cabos y Hotel Samas, en La Saladita, así como piezas en residencias y restaurantes en Estados Unidos, como Elephante Scottsdale. En cada uno de estos espacios, la obra de González Urrea actúa como un puente entre la naturaleza, la arquitectura y la vida cotidiana.

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